Mi Historia

Todo comenzó una soleada mañana de Abril a las 10:34 en el pequeño barrio de… ¡Bueno, avancemos un poquito! ;).

01
El pequeño «Erikito» en sus primeros años.

Como podéis ver en las fotografías, de renacuajo era un niño normal. Ni delgadito ni rellenito, aunque si era de comer más bien poco. Tan poco en ocasiones que mis padres me llevaron alguna que otra vez al pediatra para ver si podía aumentar mi apetito. Y ninguno recuerda exactamente qué fue lo que me recetó aquel simpático pediatra, pero parece que funcionó…

02
Poco a poco, los kilitos se iban notando…

Dos años mas tarde, y con un «visible» mayor apetito, los cachetes empezaban a surgir en mi infantil rostro y las líneas de mi cuerpecillo se iban redondeando poco a poco. Y a mis 8 años ya era lo que las abuelitas solían denominar como «ñino hermosote» o «bien alimentado». Ya empezaba a apuntar maneras… y mi estómago también.

03
…hasta que ya se me empezó a ir de las manos.

Aquí, con 12 buenos años, la cosa estaba ya totalmente descontrolada: apenas un metro y medio de muchacho cargando casi 90kg sobre sus jóvenes articulaciones. Tragaba pechugas de pollo empanado como pipas y ensaladeras de patatas fritas como si el mundo fuera a acabar al día siguiente. Eso y los dulces y snacks que poblaban los quioscos de la época. Y más de uno y una se preguntará: ¿Por qué tus padres lo permitieron? Pues imagino que en ocasiones no es tan fácil decir «no» a los hijos, aunque sepan que quizá no sea lo correcto, y menos cuando sufrieron en su infancia lo que provoca la hambruna. Intentan darte todo lo que no tuvieron hasta que la cosa se descontrola… ¡Y a ver quién se enfrenta a un niño con el hambre de una manada de lobos!

04
El «yanotanpequeño» Erik con una diagnosticada Obesidad Tipo II

¡En fin! Que por una cosa u otra, la adolescencia se acercaba y yo iba a recibirla con lo que los Nutricionistas denominan «Obesidad Tipo 2». Eso y un suspenso en Educación Física. Porque a pesar de que durante la infancia fui un crío muy activo, poco a poco fui sustituyendo el balón por la TV, la bici por la consola (maldita Master System II…) y fui adoptando una actitud muuuuuy muy vaga, perezosa, holgazana, perra, cómoda y… Bueno, ya veo que vais comprendiendo la filosofía.

Y por si eso no fuera poco, a los 14 años, y tras sufrir una grave crisis de asma, durante una visita al Nutricionista este me dijo claramente en toda mi curvilínea y pubescente cara que ya podía empezar a adelgazar de inmediato o sería obeso el resto de mi vida. Y no sé que me impactó más, si lo que acaba de escuchar o la dieta de 1500kcal con 30gr de pan diarios y cocina sin aceites que acompañó a aquellas duras palabras… Pero por suerte para mí, y tras un par de meses de dieta, topé de lleno con el llamado «Estirón».

05
Aquí con 15, 16 y 17 años…

¡Y así me quedé de la noche a la mañana! 1.70cm y 60 kilitos de nada.
Durante los siguientes años conseguí mantenerme sin demasiados problemas. Y aunque seguía sin hacer deporte ninguno y más vago que un felpudo, me mantenía mucho más activo saliendo con los amigotes, la novia… ¡La loca vida del adolescente!. Además, en casa comía en menor cantidad y más saludable, lo que se dejó notar.

Pero nada es para siempre… Al menos no si no lo cuidas como toca. Y por situaciones de la vida, pasé una temporada de importantes cambios y fue entonces cuando esos hábitos que nunca tuve, mantuve o mejoré se echaron en falta y poco a poco, todo regresó.

06
…19, 20 y 21 años en estas últimas.

¡Y vaya si lo hizo!
Con la forma de más de 30kg en tres años… Lo que me situó con 21 años, 1.72cm y 103kg, lo máximo que llegué a alcanzar. Y no es que hubiera vuelto a comer como cuando era niño, pero llevaba una vida tan sedentaria, pegado al PC día y noche, que prácticamente cualquier alimentación normal me hubiera proporcionado calorías de más.

Así que te vas dejando poco a poco, sin darte cuenta, y un día te miras al espejo y eres incapaz de reconocerte, sin ilusión por nada ni nadie. Y lejos de provocar un cambio, te desanima aun más y arrastra hacia lo profundo de ese agujero en el que te encuentras.

07
Y ya no es una cuestión superficial o de kilos, si no de como te sientas por dentro.

Ahora viene lo «curioso»…

Un día cualquiera de septiembre de 2008 si no me falla la memoria, y de manera repentina, algo dentro de mi cambió. No estaba haciendo nada especial ni pasó nada importante: Andaba, para variar, jugando On-line con unos amigos, charlando de nuestras cosas cuando algo hizo que me detuviera un segundo y reflexionara.

Se trataba del «tiempo real» que había pasado conectado al PC a lo largo de los últimos 3 años. Y lo que vi me provocó tanta sorpresa y consternación que, unido al estado físico, anímico y de salud en el que me encontraba, dije «Hasta aquí».

Y hasta ahí fue.
Esa misma semana me deshice de mis juegos On-line, dejé de a un lado el PC y empecé a buscar información sobre ejercicios, entrenamiento, alimentación… El caso es que acabé comprandome un Total Body Gym. Si, aquel milagroso aparatejo multifución que anunciaba el bueno de Chuck Norris a las tantas de la madrugada. Y aunque tampoco era tan bueno como prometía, si me ayudó mucho en mi propósito, el cual consistía en cumplir 4 objetivos DIARIOS:

1. Ser activo y positivo en cada aspecto de mi vida.
2. Entrenar 1 hora cada día. Sin excepciones.
3. Alimentarme correctamente.
4. Dejar de esconderme en casa y salir, socializar.

Recalco lo de «Diarios» ya que, desde mi punto de vista actual, creo que fue una decisión muy acertada. Nada a medio o largo plazo. Hay cambios y metas que deben ser ya, ahora, día a día. Y cumplirlas nos llevará poco a poco a grandes cosas con el tiempo. Aun así, ese año sería duro.

Debía obligarme a realizar tantas cosas que no me gustaban, a enfrentarme a situaciones que me provocaban rechazo o inseguridad, a intentar alimentarme de una forma correcta y saludable… Pero aprendí muchísimo en todo ese tiempo, especialmente sobre mí mismo, mis límites y de lo que se puede llegar a lograr cuando se lucha, se sacrifica y se es constante por lo que se desea.

Y los cambios llegaron.

09
Sólo en el primer año perdí más de 20Kg. (Izquierda) Durante los años siguientes, iría bajando moderadamente hasta quedarme alrededor de los 65Kg. (Derecha)

Ya no sólo estéticos si no también internos, como sentirte con energía, más fuerte y con mayor resistencia ante cualquier actividad o esfuerzo, pero sobretodo cambios a nivel psicológico, tanto de ánimo como a la hora de percibir y enfrentarme a cualquier situación en la vida, siendo más positivo, más seguro con lo que hacía y decía, más paciente, más determinante y constante… Y gracias a todo ello ya no tenía que continuar luchando contra mi mismo, mis costumbres o hábitos cada día. Tampoco debía sacrificarme ni obligarme ya a hacer nada, pues todo aquello que tanto esfuerzo me supuso era ahora ya parte de mi vida, y una muy importante.

Tan importante que un par de años después, y tras pequeñas idas y venidas, finalmente reuniría la fuerza y el apoyo para tomar y afrontar un nuevo camino, tanto personal como profesional, y formarme en el Entrenamiento Personal.

10
Principios de 2014. (Izquierda) Febrero de este mismo año. (Derecha)

Y desde entonces he intentado seguir aprendiendo, mejorando, experimentado y descubriendo nuevas formas de practicar ejercicio para mejorar la condición tanto física como mental. Ya no sólo la mía propia, si no la de toda aquella persona que lo necesite. Porque, al final del día, la gran satisfacción de ser Entrenador Personal es la de ver como las personas que confían en ti y se ponen en tus manos van alcanzando sus objetivos, cumpliendo sus metas y transformando su cuerpo y mente hasta lograr ser la mejor versión de ellas mismas.

¡Por todo esto soy hoy lo que soy! Sólo espero que esta lectura sobre mi experiencia pueda ayudar a todo aquel y aquella que piense que el cambio es imposible o muy difícil. Simplemente hay que ser constante y paciente. Nada más.

Deja tu comentario o sugerencia. ¡Gracias!